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La noche bien valió tres luises...

(Reseña de un concierto irrepetible) Era la noche del 28 de julio de 1977, estábamos convocados por la magia de Casa de Teatro a través de su taumaturgo, el inefable Freddy Ginebra. El pretexto fue la inserción dentro del programa del tercer aniversario de La Casa, de un recital de nueva canción que ofreceríamos Luis Díaz, Juan Luis Guerra y el autor de estas líneas. El formato sería una primera ronda en la cual cada uno de los tres ofrecería -por separado- un manojo de canciones, para luego subir al escenario a cantar los tres juntos, a manera de “gran finale”. En esos días, y también como parte de la gran celebración aniversario, Casa de Teatro había producido un disco (LP entonces) conmemorativo, en el cual algunas de las figuras más relevantes que durante esos tres años de presentaron en su escenario aportaríamos una canción. La dirección artística de ese disco estuvo a cargo de Claudio Cohén. Recuerdo que el disco lo grabamos en un estudio de grabación ubicado en el sótano de la p

Yo vide un Toro Bravo, primo hermano...

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C uando un músico se muere, dicen que dicen, los ángeles no cantan, enmudecen, y ellos mismos no saben si es por la pena, o por la dicha de quien llega a su concierto. Cuando un músico se muere, dicen que dicen, enmudecen las guitarras, los fututos, y las cuerdas se entremecen, mas de ellas no sale ni un acorde, solo silencio. Cuando un músico se muere, dicen que dicen, se consternan de dolor las partituras, se confunden las fusas, las corcheas, y no saben qué hacer de tanta pena. Cuando un músico se muere, dicen que dicen, los músicos que quedamos en la tierra, nos sentimos mutilados, abatidos, pues ha sido una parte de nosotros, de nuestra médula vital, que hemos perdido. Pero... ¿Qué es lo que dicen mis amigos? ¿que ese músico murió? eso no es cierto. Yo lo vi andar del brazo de Enriqueta, y lo ví por Palavé, no estaba muerto, estaba persiguiendo un toro bravo andaba con André Valé... no estaba muerto.

Solo le doy gracias a Dios...

Solo le doy gracias a Dios que el dolor no le fue indiferente, que la reseca muerte no la encontró vacía y seca sin haber hecho lo suficiente. Solo le doy gracias a Dios que lo injusto no le fue indiferente, que no ofreció la otra mejilla cuando una garra le arañó la frente. Solo le doy gracias a Dios que la guerra no le fue indiferente, ese monstruo grande, que pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente. Solo le doy gracias a Dios que el engaño no le fue indiferente, pues aunque el traidor pudo más que unos cuantos, gracias a ella no lo olvidan facilmente. Solo le doy gracias a Dios que el futuro no le fue indiferente, pues aunque desahuciada tuvo que marchar, sembró los corazones del presente. A Mercedes Sosa, en recuerdo de un dialogo una noche de otoño de 1974, hoy, día de su nacimiento a la eternidad.

Elegía a Juan Ducoudray, poeta de la prosa y de la vida

A un noble guayacán, vencido por los años ¡Salve, Guayacán de estirpe heroica! Que supiste resistir el hacha aleve que tantos arbustos cercenara, en los días aciagos del oprobio. Los días de panfletos y volantes que la nocturnidad hacía posibles, días de mazmorras y de escarnio, de ignominia, de terror, de felonías… Pero nada (digo nada, y nada es algo) que te hicieran los malvados, asesinos, logró doblegar tu fe invidente, tu fe en tu pueblo y su destino. Y así fuiste flotando imperturbable por los mares procelosos del exilio, y así Colombia, Venezuela, Guatemala, México y la Cuba redimida, te brindaron su suelo cariñoso y así restañaron tus heridas. Y fue el tiempo de armar expediciones y entregarte por entero a la tarea de fundirte con la raza que partía a luchar con más vergüenza que metralla, a abonar el noble suelo con sus vidas. Hasta que fue el momento del regreso y volviste a la tierra prometida a cerrar un paréntesis muy largo que se abrió, sin querer, con tu partida. Y enton

¡No los perdones, Señor!... que sí sabían lo que hacían...

La aprobación del Art. 30 de la Reforma de la Constitución Pienso que la metida de pata que ha dado la Asamblea Nacional, aprobando el Art. 30 del proyecto de reforma de la Constitución tendrá repercusiones sumamente graves. Para poner un ejemplo quisiera mencionar el caso del embarazo ectópico (recuerden que soy Cirujano) ¿Cuál deberá ser la conducta del médico para no violar -no la ley sino- la Constitución? ¿Podrán intervenir a la madre, para salvarla de la mortal hemorragia, cuando esto supone la interrupción del embarazo? Pero lo peor del caso es que no se trata de una ley, fácilmente derogable ¡SE TRATA DE LA CONSTITUCIÓN! y fíjense las maromas que se han dado para modificar la actual... Definitivamente, esta barrabasada, producto del chantaje de la Iglesia Católica, se reflejará sin duda en los índices de mortalidad materna, pues los abortos seguirán efectuándose por médicos incapaces e inescrupulosos, cuyos honorarios habrán subido desde el mismo momento en que se publicó la in