La conveniencia por encima de los afectos
En los últimos días he estado escuchando los análisis
que hacen periodistas en los medios de comunicación y algunos amigos en
conversaciones y peñas, acerca de cómo se mueven las fichas en el ajedrez
político interno del PLD, en relación a las precandidaturas presidenciales
existentes.
Hasta el momento, los postulantes a la candidatura
presidencial del PLD son: Leonel Fernández, Reinaldo Pared, Francisco Javier
García, Francisco Domínguez Brito, Temístocles Montás y Radhamés Segura.
Para comenzar por la parte fácil del análisis, diré
que Segura, Montás y Domínguez Brito solo podrían ser -algún día- candidatos
presidenciales del PLD si son escogidos por la dirección del partido, pues en
una elección interna no tendrían la más remota posibilidad. Entonces ¿Por qué
persisten? Eso habría que preguntárselo a ellos; no me aventuro a adelantar
hipótesis alguna al respecto.
En cuanto a Francisco Javier, para hacer objetivas
sus posibilidades, tendría que contar con el apoyo de uno de los dos grandes
líderes del PLD: Leonel Fernández y Danilo Medina. Esperar la bendición de
Leonel es una ilusión, pues Leonel no ha olvidado que al inicio de la gestión
de Medina, Francisco Javier se expresó de forma dura de la gestión anterior, un
gobierno –dicho sea de paso- al cual él perteneció. Tampoco puede contar con el
apoyo de Danilo, estando como está Reinaldo en el mismo ruedo en que lidia
Francisco Javier.
Nos quedamos, entonces con Leonel y Reinaldo.
En el análisis partimos del supuesto de que Danilo
Medina no va a pagar el altísimo costo político de propiciar una reforma
constitucional solamente para reelegirse. Y suponemos que no lo haría puesto
que el error que evitó cometer Leonel y que en cambio sí cometió Hipólito, no
lo va a cometer él.
Vamos pues al análisis.
La lógica simple, mecánica, llevaría a uno a pensar
que Danilo debería apoyar sin reservas a Reinaldo Pared como próximo candidato
del PLD a la presidencia de la República, por razones históricas, afectivas,
tendenciales, etc. Veamos cómo ese supuesto no es tan lógico como mecánico.
Como Danilo no puede postularse en el 2016, sabe que
tiene que esperar al 2020 para volver a ser candidato. El 2016 es pues, de
Leonel o de Reinaldo.
¿Por qué Danilo prefiere que sea Leonel el candidato
ahora y por ende –tal vez con dolor de su alma- esté dispuesto a sacrificar a
Reinaldo? Porque si Leonel es candidato, en una elecciones que se
vislumbran sin una oposición firmemente consolidada, seguramente saldrá electo y
a la vez quedará inhabilitado para ser candidato en 2020, con lo cual Danilo se habrá
ahorrado un “choque de trenes” a lo interno del PLD en ese año; los posibles candidatos
a enfrentar entonces no le harían la más mínima sombra.
Más claro ni el agua.
Esa es la negociación en ciernes, negociación en la
cual Reinaldo deberá tomar parte activa, para no quedarse olfateando en donde
guisan.
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