Mi viejo y el mar

El viejo está pescando,
por eso no lo escucho, ni lo veo
conversar con las olas
y las algas marinas.

El viejo está muy solo,
espera paciente
allá en su peña,
besado por la brisa marinera,
atento a su cordel,
cabila, espera.

Sospecha que no tiene ya carnada,
recoge, revisa, vuelve y tiende,
mientras el sol
se refleja en sus ojos, como el mar.

Y yo sigo aquí, obstinado,
en este mundo,
sumido en cosas intrascendentes,
esperando, eso sí, que mi viejo
me lleve al fin con él
a avechuchar.

Comentarios

LTOviedo ha dicho que…
Esta poesía fue rescatada de su manuscrito, sin fecha, hoy 26 de septiembre de 2008, a los 97 meses de la muerte de mi padre.

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